Los necios llegaran más rápido al infierno. Los otros...No cuentan.
Las sencillas discrepancias con mi alter ego me recuerdan quien soy.
Las mujeres que llegan puntuales a sus citas tiene un serio problema de personalidad.
Las citas a ciegas nunca lo son en realidad.
Entre oriente y occidente prefiero congelarme en el polo norte.
Uno de los sinónimos de la mujer es la desgracia.
La costumbre y la mediocridad son primas hermanas.
Nunca pierdo el tiempo pensando en una mujer...prefiero su abrupta compañía.
Las cosas más sencillas son las que más me cuestan realizar.
Mi tarjeta de presentación viene acompañada de la nada.
En tiempos de campañas electorales, me enclaustro y veo toda la serie de Remi para burlarme de su suerte.
Los eruditos (léase intelectuales) dicen que saben y se la pasan repitiendo lo mismo el resto de sus vidas.
¿Y si todos conocieran a Wittgenstein?
¿Y si leyéramos desde la primaria a Parra y Cortazar?
¿Y si Paz hubiese sido mujer?
¿Y si Bukowski nunca hubiera probado el alcohol?
Cristo, Marx y unos dos tres por todos sus compañeros.
Citlali es el nombre de mi ángel caído.
Nunca me empeño en ser el primero, eso lo dejo para los hombres exitosos, prefiero ser el mejor ultimo en todo. Pero en eso si...el mejor.
Cuando por fin había encontrado a una niña que leía con entusiasmo a Henry Miller, me acerque a ella con mirada lasciva y sonrisa perversa, que de inmediato me desdibujo de un patadon en los huevos. ¿Y Anaïs?
¡salud! ¡salud! ¡salud!
por todas las que hace cinco minutos eran vírgenes...
¡salud!
El amor es el único consuelo cuando el sexo no alcanza.
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