Hoja en blanco.
Estoy frente a la tormentosa e insignificante hoja en blanco. Un incontrolable deseo por sangrar el himen virginal de la hoja se apodera de todo mi cuerpo y trato de balbucear aunque sea un furtivo pensamiento. No me es posible. Tal vez sea por el litro de whisky que he ingerido en una hora. Como termitas mis pensamientos se aglomeran en un carnaval de orgías inusitadas y experimento un trance de letras, mujeres, peleas, mujeres, mujeres y más mujeres. No me es posible imaginar un mundo sin ellas. Aunque para ser sincero he pasado mucho tiempo sin ellas. Y no es que me queje, es simplemente que el placer lo he tenido que pagar, a costa de lo que sea. He pasado hambre y miseria. Pero valió la pena, He gozado del placer más preciado: coger. Coger como un desquiciado enfermo mental.
martes, 6 de febrero de 2007
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